sábado, 8 de septiembre de 2012

Escultura de Aizkorbe



Procedente del mundo del diseño y de la pintura, Faustino Aizkorbe, de Olloqui, es un escultor autodidacta que ha seguido los pasos de otros como Chillida u Oteiza. Este último es quien reconoce en Aizkorbe una nueva generación vasca de escultores. 



Aunque Oteiza se refiriera a Aizkorbe como un personaje de una "nueva generación", la obra del escultor nos recuerda mucho a algunas esculturas de Chillida. Nada más ver esta figura, de nombre "Articulación flotante", me vino un recuerdo a arena, a piedra mojada y agua salada. Durante los cinco primeros minutos no pude dejar de pensar en las similitudes entre esta escultura y el Peine de los Vientos, de Chillida.  


Con la misma fuerza con la que parece cortar el viento el Peine, la Articulación flotante de Aizkorbe parecía atraer a los rayos de sol hacia la circunferencia principal y el resto de huecos que componen la figura. El Sol estuvo escondido tras las nubes casi todo el tiempo, pero cuando se asomaba, aunque fuera tan sólo una chispa, la escultura parecía iluminarse, brillar. 


El Sol no era lo único que hacía que la escultura llamase aún más la atención. El paisaje que la rodea hace que destaque sobre los verdes de las hojas de los árboles y de la hierba. El color del acero cortén que Aizkorbe utilizó coordina con el marrón de los troncos de los árboles. 


Desde el suelo y a contraluz la figura se levantaba majestuosa frente al cielo grisáceo. Cuando conseguía ocultar los rayos de sol que atravesaban el aire con la escultura, tras el objetivo de la cámara se podía ver una forma teñida esta vez de negro, que se presentaba elegante. 


Así, mirando las fotografías que había tomado esa tarde, me di cuenta de que, más allá de haber observado la escultura, había jugado con la Articulación flotante. 

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