domingo, 25 de noviembre de 2012

Iluminación

La iluminación es de las cosas, por no decir la más, importantes dentro de la fotografía. Por ello, hay que cuidarla y mimarla; hay que tratarla como algo especial. Es una moneda de doble cara: puede hacer que una fotografía mejore notablemente, pero también puede echar a perder el trabajo realizado. También podemos jugar con ella. Y eso fue lo esencial de esta práctica: jugar con la iluminación.








lunes, 19 de noviembre de 2012

Entrevistas

"Volvería a escoger Pamplona como mi ciudad universitaria"

María Requena, estudiante de 3º de Periodismo

¿Por qué estudias Periodismo?
Porque desde siempre me había gustado. Cuando veía las noticias y salía la periodista dando la información decía: "Yo quiero ser esa". Cuando me tocó elegir qué estudiar comencé a pensar en Derecho y Económicas, pero no me gustaban nada. Lo pensé mucho ero finalmente me decanté por el Periodismo.

¿Crees que has escogido bien la carrera?
Sí, sin duda. Creo que no me he equivocado. Estoy muy contenta estudiando Comunicación. En primero estaba un poco descolocada, no sabía muy bien dónde me había metido, pero decidí seguir. En segundo, las asignaturas me empezaron a gustar más, pero encontré que todo era muy teórico. Ahora que estoy en tercer me he dado cuenta de que no me he equivocado. Estoy disfrutando y aprendiendo mucho con las prácticas de radio, tele...
¿Cumple tus expectativas?
Las ha superado. He aprendido mucho en la carrera con los profesores y clases, pero también le hecho de salir de casa ha hecho que aprendiese mucho más de otras personas. No me arrepiento de haber escogido Pamplona como mi "ciudad universitaria". De hecho, la volvería a escoger.

¿A qué rama del Periodismo te gustaría dedicarte en un futuro?
Buff... No lo sé. Cada día se me van ocurriendo cosas. Se me ha pasado por la cabeza especializarme en Comunicación Institucional, radio o televisión. Estas tres opciones son las que me llaman más la atención. No tengo una imagen mía dentro de veinte años. Me gustaría verme en un telediario, o en un gabinete de prensa.

Por el momento, ¿has pensado realizar prácticas en el verano?
Sí, este verano ya me toca hacer prácticas. El año pasado también quería hacer pero fui a hablar con Ana Zabalza y me dijo que disfrutara del verano ya que sería el último de tres meses que tendría en mi vida. Este año buscaré algo en un medio regional, ya que me lo han recomendado porque aprendes mucho más. En el mismo medio puedes hacer muchas más cosas que si vas a un medio de comunicación grande, porque en estos últimos te meten en una sección y no sales de ahí.


"Ser profesora es el elixir de la eterna juventud"

Ana Zabalza, profesora de Historia del Mundo Actual

¿Por qué la Historia?
Bueno, ¿a quién no le gusta la historia? Me encanta, pero no sé por qué. Una cosa te gusta y te atrae, y en el fondo no sabes por qué. Me parece que es muy interesante, que hay cosas que recordamos y todo el mundo sabe, pero estudiándola te das cuenta de que hay cosas muy importantes, quizás las que más, que nadie se acuerda de ellas. El descubrirlas por ti misma, investigar el archivo, leer fuentes que nadie ha leído... Eso es impresionante.

¿Qué es lo mejor de ser profesora?
Hay un compañero de mi departamento que dice que ser profesor en la Universidad es el elixir de la eterna juventud. Y es verdad. Los alumnos en primero tienen defectos y problemas, a veces no es tan fácil... Pero a mí me da la vida. Estás en continuo contacto con gente que es pura ilusión. Eso no se paga con dinero. Estar rodeada con gente así a veces es agotador, pero al mismo tiempo estar con gente a quien transmites la Historia, ves que se cuestionan preguntas... Ver gente que tiene tanta ilusión, a pesar de cómo están las cosas, es el elixir de la eterna juventud.

¿Y lo peor?
Lo peor es que a veces hay que corregir. Pero yo no le veo muchos inconvenientes. A veces un poco de cansando, pero por lo demás, no veo inconvenientes.

A la vez te ocupas del Erasmus, ¿qué puedes decirme sobre esto?
Ahí sí que ves la ilusión, porque el Erasmus es un proyecto lleno de ilusión. Ir de Erasmus tiene cosas bonitas pero también inconvenientes, como por ejemplo salir del área de lo conocido y de la comodidad. Es un trabajo muy bonito porque es muy ilusionante. Algunos profesores me tienen envidia, porque es cierto que es más trabajo, pero es un proyecto lleno de ilusión.

Durante el curso eres profesora. ¿A qué te dedicas en verano?
En el verano soy investigadora. Bueno, en el mes de junio también ejerzo de profesora porque voy a Guatemala, ya desde hace cinco años, e imparto una asignatura concentrada en un mes en la universidad de Lismo. Es una experiencia increíble, en un país completamente distinto con otra tradición cultural muy diferente. Luego, ya en pleno verano intento ir al Archivo, porque durante el año escolar no tengo tiempo.


"Prefiero trabajar por la mañana, así me puedo echar la siesta"

Esteban, bedel de la Facultad de Comunicación


¿Siempre has trabajado como bedel?
Aquí sí. Llevo 31 años, así que tampoco da para mucho más, aunque sí trabajé de otras cosas antes. Pero en Comunicación llevo dos meses. He estado en Bibliotecas y Arquitectura, también.


¿Qué tal son los horarios? 
Son buenos, están bien. No me puedo quejar.

¿Mejor de mañana o de tarde?
Sin duda mejor de mañana, porque así puedes echarte la siesta por la tarde. Además, teniendo la mañana libre da para menos porque te levantas más tarde y luego tienes que comer antes, porque entramos a las 14:30. Es mejor la tarde.

Cuéntame una anécdota.
En Bibliotecas vino una madre para hablar con un profesor, pero no pudo. Entonces yo le dije: "Mire usted, no puede pasar", y me dijo que yo sería el responsable del suicidio de  su hija. Eso es cierto. Fue cuando estaba la biblioteca antigua, donde solo estaba el bunque. Entonces claro, la gente no podía pasar.

domingo, 14 de octubre de 2012

Carrilleras de bacalao

Ingredientes:
  • Carrilleras
  • Gambas
  • Gulas
  • Perejil
  • 3 dientes de ajo
  • 3 huevos
  • Harina


    Pasamos las carrilleras por la harina, cuidando que queden bien cubiertas. A continuación, empapamos las carrilleras con los huevos. 



    Con el aceite bien caliente, pasamos las carrilleras por la sartén hasta que vemos el color del rebozado.



    Luego, en un recipiente aparte, ponemos con muy poco aceite y el fuego bajo el perejil y las gambas. Cuando ya estén calientes (en cuestión de segundos) ponemos las carrilleras, y hechamos por encima las gulas para que se calienten.




    Ya está todo listo para disfrutar de un plato delicioso.



    De la mano de Luis Rodríguez:



    lunes, 8 de octubre de 2012

    El día de las 1000 fotos

    Las tostadas se han quemado. Seguramente mientras se calentaba la leche, que ahora humea. Ya quedan pocas tazas en la mesa, será que todos los demás se han marchado. Hay tantísimas migajas de pan sobre la mesa como si por allí hubiera pasado una estampida. Casi no queda fruta. En el fregadero todavía están apilados los platos de la noche anterior. El balcón entreabierto deja que entre una fina brisa que permite a la cocina estar fresquita. Quizá para despertar a los transeúntes.

    Está repleta. Creo que no queda ni un sitio vacío, quizá por delante, junto a conductor.Con caras dormidas, los viajeros miran por la ventana o sonríen a la pantalla del móvil. Hay unos pocos que leen los apuntes, aunque se ven caras jóvenes, estudiantes casi todos. Por allá delante están las de derecho, con sus americanas y sus zapatitos casi de cristal. En los asientos de cuatro, con sus cascos y aspecto más informal, los de comunicación. Sin poder sentarse por falta de espacio, alguno de arquitectura, al que casi ni se ve tras su maqueta extremadamente grande.

    Qué pasillo. Es enorme. Todavía es pronto, así que está un poco vacío. Por los bancos se ven alumnos tirados, puede que echando una última cabezadita antes de meterse en las aulas, quien sabe si para atender. Hay gente saliendo de una puerta con magdalenas o garrotes. Será la cafetería. Tras la grande cristalera se ve gente aprovechando hasta el último momento para fumar. El suelo está lleno de colillas. Los conserjes, por su parte, son los más despiertos de toda la facultad. 

    La televisión está encendida, pero nadie parece hacer mucho caso. El hombre sentado duerme plácidamente con una manta sobre las piernas. Hay una mujer. Lo sé por sus manos: son muy finas. Todo lo demás lo esconde tras el periódico. También hay dos mochilas por el suelo. Ya están todos en casa. El sol se cuela entre las cortinas del salón, que apuntan al Oeste. En la mesita, una tableta de chocolate casi terminada ofrece un dulce descanso después de comer.

    Hay muchísima gente. Hoy está abarrotado. Con el culo apoyado en el suelo, todos beben, ríen y fuman como carreteros. Si vinieran los guiris podrían aprovechar este día para tirarse también de la fuente: seguro que no tocan el suelo. Ya no hay mucha luz, pero la temperatura debe ser buena porque las camisetas de tirantes se repiten a porrón. Mirando a través de los cristales parece que el Mesón y la Mejillonera son los bares más llenos.

    El reloj marca las 04:30. La persiana está bajada y la lamparita de noche encendida. Todo invita al descanso. Todo menos la cama. aún están encima las cosas acumuladas a lo largo del día. Algo de ropa, libros y el ordenador son un obstáculo entre ese instante y el sueño rotundo.

    domingo, 30 de septiembre de 2012

    Una mañana en el mercado



    El mercado no era un sitio nuevo para mí. Los puestos, los vendedores e incluso los paseantes me resultaban familiares. Pero ese día fue diferente. No fui como otros sábados, fui a observar, a realmente mirar qué me podía ofrecer ese sitio atiborrado de personas.


    Tras mirar un poco aquí y allá, en seguida caí que lo que me interesaba no era la comida. Comida hay en muchos sitios. Pero un mercado va más allá de lo que los puestos puedan ofrecer. Me pareció interesante la gente con la que me pude codear aquella mañana. 


    Entre los transeúntes había gente de todos los gustos y colores. Había hombres mayores mirando hacia los puestos. Había niños que correteaban entre las piernas de sus padres. Había madres con hijos, abuelos con nietos. Había vendedores sonrientes. Otros no tan sonrientes.


    Por eso no me centré en lo que se ofrecía en los puestos de comida, sino en quién lo ofrecía y a quién se lo ofrecía. No me extrañó cómo se sonrojaban los que se daban cuenta de que una cámara estaba apunto de grabar su imagen. Tampoco me extrañó la cara de los sorprendidos o curiosos por ver qué pasaba. 


    Me gustó más, en cambio, la naturalidad de aquellos que no se daban cuenta de que iban a ser fotografiados. Me gustaba su forma de mirar la comida con gusto, sus gestos... Su naturalidad. Y quise contrastar eso con la mirada sincera de los niños que sí se fijaban en todo. Aún así eran sinceros, y no posaban ni se sonrojaban. Fue una mañana deliciosa.


    jueves, 20 de septiembre de 2012

    Me gustas cuando callas



    Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
    y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
    Parece que los ojos se te hubieras volado
    y parece que un beso te cerrara la boca. 


    Como todas las cosas están llenas de mi alma
    emerges de las cosas, llenas del alma mía.
    Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
    y te pareces a la palabra melancolía.


    Me gustas cuando callas y estás como distante.
    Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
    Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
    Déjame que me calle con el silencio tuyo.


    Déjame que te hable también con tu silencio
    claro como una lámpara, simple como un anillo.
    Eres como la noche, callada y constelada.
    Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.


    Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
    Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
    Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
    Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


    domingo, 16 de septiembre de 2012

    Reflejos

    Los reflejos. La realidad reflejada. No. Era mucho más: eran aquellas pizcas de realidad que se espiaban a través de los espejos o cristales donde se proyectaban. A través de la cámara podía coger fragmentos de realidad, los que me diera la gana, y fotografiarlos desde un punto de vista diferente, desde una perspectiva diferente. 


    Las calles por donde pasaba prácticamente todos los días parecían muy diferentes al mirarlas desde los reflejos de los escaparates. Algunas se veían mejor, otras se difuminaban más. Lo importante era que, al mirar de frente algo, nunca parecía igual que al mirar su proyección. 


    Se formaban dibujos diferentes, y según como fuera la superficie donde se reflejaba, la ciudad parecía deformarse. Las líneas rectas se convertían en curvas, y las casas parecían ser miradas a través de un vaso de cristal.









    sábado, 8 de septiembre de 2012

    Escultura de Aizkorbe



    Procedente del mundo del diseño y de la pintura, Faustino Aizkorbe, de Olloqui, es un escultor autodidacta que ha seguido los pasos de otros como Chillida u Oteiza. Este último es quien reconoce en Aizkorbe una nueva generación vasca de escultores. 



    Aunque Oteiza se refiriera a Aizkorbe como un personaje de una "nueva generación", la obra del escultor nos recuerda mucho a algunas esculturas de Chillida. Nada más ver esta figura, de nombre "Articulación flotante", me vino un recuerdo a arena, a piedra mojada y agua salada. Durante los cinco primeros minutos no pude dejar de pensar en las similitudes entre esta escultura y el Peine de los Vientos, de Chillida.  


    Con la misma fuerza con la que parece cortar el viento el Peine, la Articulación flotante de Aizkorbe parecía atraer a los rayos de sol hacia la circunferencia principal y el resto de huecos que componen la figura. El Sol estuvo escondido tras las nubes casi todo el tiempo, pero cuando se asomaba, aunque fuera tan sólo una chispa, la escultura parecía iluminarse, brillar. 


    El Sol no era lo único que hacía que la escultura llamase aún más la atención. El paisaje que la rodea hace que destaque sobre los verdes de las hojas de los árboles y de la hierba. El color del acero cortén que Aizkorbe utilizó coordina con el marrón de los troncos de los árboles. 


    Desde el suelo y a contraluz la figura se levantaba majestuosa frente al cielo grisáceo. Cuando conseguía ocultar los rayos de sol que atravesaban el aire con la escultura, tras el objetivo de la cámara se podía ver una forma teñida esta vez de negro, que se presentaba elegante. 


    Así, mirando las fotografías que había tomado esa tarde, me di cuenta de que, más allá de haber observado la escultura, había jugado con la Articulación flotante.